La caldereta de borrego

La caldereta de borrego es un manjar con muchas vitaminas y vibraciones.

Como los hombres que se sentaron a la mesa eran cuatro, el ama de la cocina dispuso cinco libras. La carne de cordero merma mucho y, en todo caso, más vale tener que desear.

A fuego lento, se fríen unos dientes de ajo en media libra de aceite. Cada hombre, ni harto ni hambriento, come bien una libra de carne, si se la dan y sus posibles – o los de sus amigos – se lo permiten.

Cuando el ajo está frito, se aparta y se echa el cordero, que se deja en paz hasta que tira a rubio. Al llegar este instante, que por el aroma se anuncia, se le pone una libra larga de cebolla picada, un puñado de harina de trigo y un poco de agua, y se mueve todo para que no se pegue.

La salsa se hace majando, con su jugo, el ajo frito que se citó, unos granos de pimienta y unas hojas de hierbabuena. Se le pone sal según criterio, y se traba, a pulso, hasta que espese un poco. La caldereta de borrego es un plato muy recomendable para coger fuerzas, al tiempo de regalar el gusto.

Se baja bien con un poco de cazalla y un poco de conversación; si a las dos cosas se le suma un purito y un par de cafés, mejor aún. Algunas personas aprovechan para dar unas cabezadas.

“Primer viaje andaluz”.- C. J. Cela