LA GOTA QUE COLMA EL VASO

Introducción:

Nuestro organismo se compone en un 80 por ciento de agua, la misma en la que (y por la que) se originaron las primeras formas vivas de la Tierra. Incuestionablemente, es la gran responsable de esta prodigiosa singularidad que nos distingue del resto de planetas del Sistema Solar: la vida. Y, sin embargo, todo apunta a que el siglo XXI será testigo de su dramática escasez para los seres humanos. ¿Cómo es posible que una fuente en apariencia inagotable se nos quede corta en tan poco tiempo?

Porcentaje de agua potable:

El 97 por ciento del agua de la Tierra es salada y forma los mares y océanos que permiten la vida en el planeta. El agua restante es dulce, pero la mayor parte se encuentra en estado sólido, como hielo y nieve. Así, solo el uno por ciento del agua de nuestro planeta es útil para nuestro consumo. Y, aunque parezca increíble, malgastamos y envenenamos tanto este pequeño porcentaje que, en 15 años, se estima que 1800 millones de personas vivirán en muchos lugares con una dramática escasez de agua.

Reparto del agua:

Para los afortunados habitantes del “primer mundo”, el agua es algo que utilizamos de continuo, pero en lo que no solemos pensar. Un europeo medio gasta unos 200 litros diarios de agua potable, aunque apenas bebe dos. Un norteamericano casi duplica ese gasto. Mientras tanto, el grueso de la población mundial, en los países pobres, sobrevive con 19 litros al día; y eso si tiene suerte.
La población mundial crece a un ritmo de 83 millones de personas al año, pero los recursos de agua son los mismos que habían en nuestro origen. Los ríos y embalses no son suficientes para nuestra demanda, y seguimos contaminándolos con sustancias químicas y metales pesados. Muchos creemos que siempre habrá agua para beber. Pero no se trata solo de beberla: dos tercios del agua potable disponible la utilizamos para producir alimentos.

Reservas de agua:

Los científicos han descubierto que muchos satélites vecinos tienen una gran cantidad de este líquido. Alguno, como Titán, una luna de Saturno, contiene depósitos de agua 15 veces mayores de los de la Tierra. Incluso en la Luna se han descubierto reservas que, según los expertos, podrán utilizarse como bebida, aire para respirar o combustible en los viajes espaciales. Pero mientras esas reservas duermen congeladas en el espacio a la espera de que la ciencia permita los viajes espaciales, aquí el agua es cada día más un bien escaso por el que se pronostican guerras, éxodos y hambrunas.

Fernando Gonzáles Sitges. (Artículo del XLSemanal.)