Montemayor está situado al sur de la
provincia de Córdoba, en la comarca de
El pueblo se encuentra a
Los
orígenes históricos del nombre Montemayor están perfectamente datados a partir
del siglo XIII pero hay constancia de asentamientos humanos organizados muchos
siglos antes en este sitio. De hecho, algunos autores defienden que la primera
población organizada surge hacia el 2.000 antes de Cristo con lo que se
convertiría en una de las ciudades más antiguas de
Corroborando estos datos están los abundantes, y mal estudiados, restos de cerámica campaniforme y de esculturas y exvotos ibéricos que se conservan en el Museo local de Ulia y en el Arqueológico Provincial de Córdoba. Estos datos nos permiten afirmar que Ulia, antiguo nombre del sitio, no es de fundación romana, como se creyó durante largo tiempo, sino muy anterior si bien fue en época Imperial cuando alcanzó su máximo esplendor.
Sobre
el origen del nombre de Ulia no hay nada claro si bien dos teorías pretenden
aportar algo de luz sobre el tema: por un lado y basándose en estudios
lingüisticos hay quien afirma que el nombre de Ulia significaba "monte
entre los turdetanos". Por otro, un papel aparecido en el archivo
parroquial afirma que el nombre deriva de Ulio, nombre propio de Sículo I o
Sículo II, un antiquísimo rey que fundó la ciudad. Pero sin lugar a dudas
cuando Ulia alcanza su máximo esplendor es en la segunda mitad del siglo I
antes de Cristo, sobre todo a raíz de la victoria de César sobre los hijos de
Pompeyo en Munda en el año 45 antes de Cristo.
El
“Bellum Hispaniensis” de Aulo Hircio nos informa de que fue esta ciudad de la
campiña cordobesa la única de
Volviendo
al “Bellum Hispaniensis” retomamos la historia en el año 46 antes de Cristo,
cuando Cneo Pompeyo sitia Ulia mientras que su hermano Sexto se establece en
Corduba. Los ulienses sitiados se enteraron de la llegada de César a Hispania y
mandaron mensajes de auxilio a lo que el romano respondió enviando tropas al mando
de Lucius Vibius Paciecus y marchando, él mismo, hacia Corduba. Las tropas
enviadas a auxiliar a Ulia serian unos 2.400 infantes e igual número de
caballeros lo que nos da idea de la importancia estratégica de la ciudad.
Tras
la batalla de Munda y el definitivo triunfo de César las ciudades que le habían
sido fieles se ven claramente favorecidas con diversas medidas: donación de
tierra, exención de impuestos... Entre estas ciudades se hallaba Ulia que
comienza ahora su etapa de máximo esplendor a lo largo de la dinastía Julio
Claudia como lo demuestra la arqueología local; así junto al abundante material
bélico que nos habla de una importante actividad guerrera (balas de plomo,
glandes...) aparecen monedas ulienses, inscripciones y restos escultóricos de la
época que nos explican la importancia de la ciudad. La leyenda afirma que el
propio César otorgó la ciudad tras la guerra civil el sobrenombre de Fidentia
(la fiel) como premio a su actitud procesariana.
A
partir del siglo III después de Cristo la decadencia se hace inminente tanto
económica como políticamente, y por tanto entramos en una etapa oscura en las
que las noticias son escasas. Se sabe que un presbítero de nombre Víctor acudió
al concilio de Iliberris, a principios del siglo IV, representando a Ulia.
La
decadencia general que sufre
En época árabe vuelve a aparecer el nombre de Ulia, si bien eclipsado por la
creciente importancia de la cercana Córdoba musulmana.
Sabemos
que fue uno de los 15 iqlins (distritos agrícolas) en que se dividió la cora
(provincia) de Córdoba una vez que se consolidó el Emirato. Recibía el nombre
de Ulyay Kanbaniya (Ulia de
Hay
otras noticias de época árabe que nombran a Ulyat aunque sea de pasada. Así,
Ibn Idari nombra el río Ulya, que probablemente sea el arroyo Carchena, como
paso obligado en la antigua calzada romana que unía Córdoba con Málaga. Al
Sahqundi se refiere al iqlim de Ulyat Kanbaniya como "tierras de abundante
y excelente trigo" que probablemente sería enviado en su casi totalidad a
la capital.
La
siguiente noticia cronológica pertenece al rey Alfonso X el
Sabio quien afirma que la zona es abundante en caza mayor, como lo
demuestran los colmillos de jabalíes aparecidos en algunas zonas.
Pero
ya antes, su padre Fernando III
el Santo había mandado algunas tropas (en el año mil doscientos treinta
y tres), que se dirigían a Córdoba, para que ocuparan el lugar semi-derruido y
casi deshabitado. Es a partir de ahora, siguiendo al Abad de Rute, cuando el
sitio comienza a denominarse Montemayor.
Una
vez conquistada Córdoba, los territorios de Montemayor y el cercano castillo de
Dos Hermanas junto al río Carchena pasan a engrosar los dominios de la familia
Fernández de Córdoba.
Pocos
años después, durante el primer tercio del siglo el rey nazarí Muhammad IV
llevó a cabo una serie de razzias a lo largo de la frontera saqueando la
campiña cordobesa. Esto, unido a que el señor de Aguilar se declaró vasallo del
rey granadino, obliga a Martín Alfonso Fernández de Córdoba a pedir permiso de
repoblación al rey Alfonso XI
Corre el año 1.340 cuando se comienzan las tareas de repoblación y
reconstrucción del castillo de Montemayor, mucho mejor ubicado y defendible que
el de la antigua Soricaria (cortijo de Dos Hermanas). Sin duda fue esta una
etapa que modificó toda la estructura urbana que permanecía desde la antigüedad
ya que aunque se trajeron algunos restos y piedras de Dos Hermanas, el castillo
de Montemayor fue construido en un 90% con materiales y restos de la antigua
Ulia por varias razones: por un lado la construcción del castillo de Montemayor
es mucho mas grande que la de Dos Hermanas y, sin embargo, ésta no fue
totalmente arrasada como lo demuestra las torres y el arco de entrada que aún
permanecen en pie.
Por
otro son abundantes los restos romanos, columnas, piedras de molino, etcétera,
no sólo a nivel de cimientos sino incluso elevados sobre el suelo. Por último
hay que tener en cuenta que el castillo se construyó rápidamente puesto que era
una necesidad de guerra. Que el castillo es una construcción eminentemente
defensiva lo demuestran las fuertes torres almenadas, con troneras, los amplios
graneros y abundantes aljibes para recoger el agua de lluvia.
Hacia
1.349 muere Martín Alfonso, heredando el señorío su primogénito Alfonso
Fernández que adopta como principal apellido el de Montemayor. Fue, como su
padre, Adelantado Mayor de
Otros
señores destacados en esta etapa fueron Alfonso VI Fernández de
Montemayor que colaboró en la etapa final de la conquista de Granada junto a
los Reyes
Católicos y Martín IV Alfonso, séptimo señor de Montemayor que
colaboró con Carlos V en las guerras contra Francia. Fue nombrado virrey de
Navarra y Conde de Alcaudete.
A
mediados del siglo XV Montemayor tenía una población de 112 vecinos, cuyos
nombres se conocen según los estudios llevados a cabo en el desaparecido
Archivo Ducal de Frías por Don Alfonso Franco y expuestos en las primeras
Jornadas de Historia de Montemayor.
También
por estas fechas se concedió a Fernán Alfonso de Montemayor privilegio para la
repoblación de Montalbán, distante unos siete kilómetros de Montemayor. Quizás
esto explique porque son precisamente Montemayor y Montalbán los dos únicos
pueblos de la campiña cordobesa que cecean. Otro dato curioso de esta época es
que se sabe que Fernando el Católico pernoctó en el castillo de Montemayor el 4
de Noviembre de 1.501.
A
mediados del siglo XVIII la casa de Montemayor entronca con los Duques de
Frías. Los escasos datos que poseemos de la época hablan de unas salinas
actualmente desaparecidas.
Hemos
pasado por alto, para ahora retomarlo, el otro gran eje vertebrador del pueblo
a raíz de su repoblación:
Retomando
el hilo histórico que seguíamos, el nombre de Montemayor, que ya había dejado
de ser señorío, aparece de nuevo a finales del siglo XIX con un paisano,
Agustín González Ruano, que apesadumbrado con los tristes acontecimientos de
1.898 escribe en el Diario Córdoba el articulo Luto nacional, tachando a toda
la centuria como nefasta piedra negra en la historia de España.
Así
entramos en nuestro siglo donde las noticias de Montemayor son escasas ya que
faltan estudios serios y profundos tanto del Archivo Municipal como del
Parroquial. Como excepción hay que destacar los trabajos del profesor Rafael
Guzmán Cabañas que, aunque no exclusivamente referidos a Montemayor, sino a la
comarca, ilustran y descubren aspectos de nuestra mas reciente historia. Su
historia se remonta a la antigüedad tal y como lo demuestran la multitud de
hallazgos arqueológicos de todas las culturas que se encuentran en el
municipio, aunque, principalmente, son los restos romanos los predominantes y
los más abundantes (desde murallas hasta monedas y piezas de orfebrería , confirmando
cada día más la creencia de que en sus alrededores estuvo enclavada la antigua
Ulia, ciudad que, sitiada por el ejercito de Pompeyo y fiel de César, fue
liberada por éste de un penoso asedio.
El
actual asentamiento de Montemayor tuvo lugar a mediados del siglo XIV momento en que,
por no reunir condiciones de defensa contra los ataques de los árabes, la villa
y castillo de Dos Hermanas fue trasladada por don Martín Alonso Fernández de
Córdoba a la sombra de una nueva fortaleza construida en el monte más elevado
de estas tierras, tomando así nombre, pueblo y señor, quien paso a llamarse don
Martín Alonso de Montemayor, muerto en 1349, mereciendo el sobrenombre del El
Bueno. La población actual data de 1.340, año en que el rey Alfonso XI concedió
permiso para construir una población alrededor del castillo.
CASTILLO DUCAL DE FRIAS
Se eleva desde el siglo XIV en lo más
alto de la villa rodeado de verdes y rondosas arboledas. Constituye uno de los
mejores ejemplos de arquitectura militar de la provincia de Córdoba. Tres
grandes torres, conocidas como Torre Mocha y del Homenaje, la hermosa de las
Palomas, configuran un recinto triangular centrado por su patio de armas con
sus cuerpos de arquerías. Todas esas torres se elevan con sus prismáticos
volúmenes, aunque ninguna lo hace tanto como la del Homenaje, en cuya
culminación hay almenas y cuatro garitas, una en cada esquina. También a gran
altura presenta pares de ventanas con arcos de herradura de bajo arfiz.
CASTILLO DE DOS HERMANAS
Antigua fortaleza musulmana localizada
en el término, a varios kilómetros de la población, aparece, por el contrario,
arruinado, entre otras razones por el hecho de que don Martín Alfonso de
Córdoba lo destruyó parcialmente aprovechando material de él para la
construcción del citado castillo de
Montemayor. Pese a su ruina aún subsiste su trazado cuadrangular y
torres en las esquinas. Recientemente se han realizado en él catas
arqueológicas
Fue creada en el año 1.515. Se
aprovecharon diversos materiales de derribo y, sobre todo, los fustes de las
columnas, que son todos romanos. El crucero está formado por tres cúpulas,
todas ellas de piedra tallada. Tenía un artesonado y el techo era de tablas
pintadas con dibujos ornamentales.
El Retablo del Altar Mayor es obra de
Pedro Freila Guevara, realizado en 1633. Lo preside una imagen de San Acacio,
patrón de la villa. El templo y el retablo fueron muy dañados en la guerra civil
española.
En el siglo XVIII, se construye la
formidable Capilla del
Sagrario. Se crea, así mismo, la Capilla de
los Condes de Alcaudete "Señores de Montemayor".
Mención especial merece la pila
bautismal, fantástico ejemplar, tallado en piedra de usa sola pieza, de estilo
plateresco realizada en 1.539.
Fue creado 1971 por el párroco don
Pablo Moyano Llamas. En él se recogen muchísimos objetos donados por los hijos
de Montemayor, o descubiertos por su fundador en el término. Este museo está
instalado en unas dependencias de la parroquia, concretamente en lo que fuera
el aljibe del templo, romano por supuesto, y en otra pequeña sala que fue uso
durante siglos.
En sus vitrinas se conservan monedas,
puntas de lanzas, anillos, lacrimales, hebillas, colgantes, objetos sumamente
curiosos como lo puede ser un racimo de uvas, pequeñas vasijas, lámparas de
barro, hierros, hachas de piedra y ruedas de molinos romanos.
Lo mejor del museo está en la sala del
antiguo aljibe donde se exhiben esculturas como algunas de gran belleza, como
ERMITA DE LA VERA CRUZ
Es la ermita más antigua, donde reside
Es también del siglo XVI. En su altar,
una imagen del Santo, del XVII. En ella tiene su sede
Es de 1.766, en ella tiene su sede
En ella se asienta la sede de
CASA GRANDE
Del siglo XVIII, con portada de
piedra, amplias galerías, escaleras señorial de mármol, amplias salas y
corredores, en cuyas paredes cuelgan algunos cuadros de mérito. Tiene algunas
puertas talladas en nogal y cuenta con muebles de época.
San Sebastián (20 de enero)
Ante la ermita de esta advocación,
enclavada en el barrio del mismo nombre, se viene encendiendo en los últimos
años una fogata, y en torno a ella, surge una verbena popular en la que no
falta el baile.
Candelaria
(2 de febrero)
Se tiene constancia de su celebración
desde la centuria del Quinientos. Días antes, grupos de jóvenes salen al campo
con el fin de coger troncos y ramas de árboles, que transportan hasta la puerta
de la ermita de
Carnaval
(variable)
Tradicionalmente, el Carnaval no ha tenido gran arraigo en Montemayor, habiéndose limitado a salidas de máscaras disfrazadas con ropas viejas y harapos. En los últimos años, el Domingo de Piñata se viene celebrando un concurso de máscaras, al que concurren principalmente niños.
Semana
Santa (variable)
El Domingo de Ramos tiene lugar la
procesión de las palmas, que sale de la ermita de
El
Jueves Santo se procesiona a Nuestro Padre Jesús Amarrado a
La mañana del Viernes Santo tiene
lugar el desfile procesional de
En la madrugada procesiona
El Sábado Santo tiene
lugar la procesión del Santo
Entierro, a la que acompañan los pasos de San Juan,
Romería
de San Isidro (15 de mayo)
Numerosas familias y grupos de amigos
se desplazan hasta el paraje de Los Eucaliptos, acompañando a la imagen del santo
labrador, en cuyo honor se celebra una misa de campaña. Participan
en la romería carrozas y caballistas. Numerosas familias celebran peroles
campestres, tanto en Los Eucaliptos como en otros parajes sombreados del
término.
Feria
de San Acacio (22 al 24 de junio)
Es la feria más importante de
Montemayor y en la misma tienen lugar diversas competiciones deportivas, así
como bailes y otros actos recreativos. Se celebra en honor de San Acacio, cuyas
reliquias trajo desde Roma en 1517 don Antonio Aranda; un siglo más tarde se le
votó como patrón de la localidad. El día 22, tras la misa, sale el el santo en
procesión. La peña ciclista organiza el Gran Premio de Montemayor.
Fiesta
de Jesús Transfigurado (5 al 6 de agosto)
Considerada la "tercera
feria", surgió hace más de veinte años por iniciativa de
Desde la lejanía, el Castillo Ducal de
Frías se recorta en el horizonte arropado por altos pinos. Parándonos al
borde de la carretera o en
Si nos fijamos un poco, al borde de
cualquier camino veremos aún restos romanos. Entremos en las bodegas y pidamos
una copa de vino limpio, fresco y transparente y no olvidemos pedir también el
excelente vino dulce Pedro Ximénez.
Pasemos a visitar
Subamos al pueblo. Para entrar, todo
es cuesta. Si entramos por
Prosigamos ahora por el camino
Barruelo abajo, casi bordeando el castillo. A mitad de la calle estuvo la
antigua ermita de
Y subamos ya hacia el castillo.
Fijémonos en sus torres. La más noble y alta es la del Homenaje; otra, la torre
de las Palomas; y la más pequeña, torre Mocha, que no tiene almenas. Dicho
castillo albergó entre sus muros uno de los mejores archivos históricos de la
nobleza española, que trajo el último duque de Frías, don José Fernández de
Velasco y Sforzza, fallecido en 1.986. Tras su muerte, el legado documental fue
trasladado al Archivo Histórico Nacional. Su viuda, también fallecida, doña
María Silva de Azlor y Aragón, hizo mejoras en este recinto. El castillo sólo
puede visitarse con permiso expreso de los dueños.
Muy cerca del castillo se alza la
parroquia, una de las mejores iglesias de
Viñas, bodegas, castillo, templos,
casas, calles, gentes, historia, etc. todo esto es la noble y renovada villa de
Montemayor (la antigua Ulía). Montemayor, destaca sobre todo por su carácter
cinegético. La caza menor resalta puesto que son cazadores la mayoría de sus
habitantes.
No es Montemayor una localidad de especial tradición gastronómica. Sus habitantes hablan del cocido andaluz y de la gallina en pepitoria como los platos más típicos. También se preparan las habas con berenjenas y morcilla, que llevan además, cebolla, pimiento, tomate y ajo. En Montemayor son muy aficionados al puchero, bien sea un cocido, un potaje o un estofado de carne, que aderezan con mucha berza. Y no falta el arroz con bacalao, habas y alcachofas.
Entre
los dulces, cabe destacar del conocido gañote, que toman también en
otros pueblos de la zona; se prepara con una masa elaborada con huevos,
vinagre, aceite, harina y limón rallado; con ralladura de limón y azúcar se
realiza el almíbar, en el cual se emborriza el dulce. Los roscos de aguardiente
son típicos de Semana Santa y Navidad, y llevan como ingredientes: huevos,
azúcar, aguardiente y aceite con matalahúva.
Pero
quizá lo más popular en dulcería sean los panetes que se regalan a los niños
con motivo del día de Todos los Santos. Se trata de figuras humanas o de
animales hechas con masa de pan. También cabe citar las gachas, por San Blas,
elaboradas con harina, coscurrones de pan frito, ajonjolí y miel.
En
cuanto a vinos, Montemayor ofrece un afamado vino dulce Pedro Ximénez,
procedente del pago de las Arenas, así como el fino de la cooperativa San
Acacio.
No
pueden olvidarse las dulces y renombradas brevas de Montemayor, las
primeras que se comen en la provincia, que llegan por San Juan. Con los higos
es tradicional la elaboración del pan de higo.
Una
absoluta dependencia de la agricultura es el rasgo más característico de la
economía de Montemayor. Así, el porcentaje de población agraria o del sector
primario alcanza el 55,3%, proporción comparable a muy pocos municipios de la
comarca; en contrapartida, las cifras de individuos clasificados en el sector
secundario (industria y construcción) es bajo y queda reducido a un 16%, en
tanto que el sector terciario (servicios) ocupa el 28,8% de la población
activa.
Esta
agricultura, una vez desaparecidos amplios espacios de monte encinar que
sobrevivieron hasta comienzos de siglo, tiene hoy la práctica totalidad del
término como tierras labradas; y así, de las
La estructura de la propiedad agrícola presenta una máxima polarización, pues
la pequeña propiedad -menos de 20 hectáreas- supone, en cuanto a número, el
95,51% de las explotaciones, pero en conjunto ocupan una escasa superficie; en
cambio, las grandes explotaciones -más de 100 hectáreas- que, en cuanto a número,
son sólo el 1.58%, ocupan sin embargo la mayor parte del terrazgo. Piénsese que
esta gran propiedad procede en su mayor prate del antiguo patrimonio de los
duques de Frías, que en 1864 disponían de un total de 7.200 fanegas (
En
estas condiciones resulta perfectamente explicable que el número de empresarios
que ofrecen trabajo sea muy escaso, el 0,7% del total de la población activa,
el más bajo porcentaje de
Esta
prepotencia de la actividad agrícola resta importancia a cualquier otro sector
económico de Montemayor, con lo que la industria, si ignoramos el 8,3% de la
población que trabaja en la construcción, queda reducida a un 7,7% de la
población activa, proporción casi monopolizada por la trasformación de
productos agrarios: vinos aceites, industria panadera, etc. Especial mención
merece la actividad vitivinícola, tanto por su importante producción -vinos
blancos y dulces Pedro Ximénez- como por el control casi total que sobre él
ejercen las cooperativas campesinas, lo que revierte sus beneficios sobre el
propio agricultor. De todas maneras, la práctica totalidad del vino es vendido
a otras empresas bodegueras para su crianza y comercialización al por menor. Y
si a este subsector le añadimos los talleres de reparaciones de automóviles y
del mármol, prácticamente la nómina industrial de Montemayor queda así
reflejada de modo íntegro.
En
cuanto al sector terciario, al margen del lógico funcionariado local, cifras
que se nutren de un pequeñísimo comercio, en el que las licencias del grupo
alimenticio ocupan un lugar preeminente, así como de una reciente y parece que
próspera actividad hostelera al amparo de la carretera Córdoba-Málaga.
Ayuntamiento:
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de
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Oficina de información y turismo:
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Rodríguez-Córdoba Sánchez
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Garrido, 16
Tfno:
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Museo de Ulía:
C/Duque
de Frías, 1 (Parroquia)
Tfno:
957 384 040
Museo de
C/Duque
de Frías, 1 (Parroquia)
Tfno:
957 384 040
Cooperativa Vitivinícola San Acacio:
Ctra
Córdoba-Málaga Km 437,4
Tfno:
957 384 120
Farmacia Mª Dolores González:
C/Solares,
56
Tfno:
957 375 311
Farmacia Inmaculada Alcolea:
C/Rodríguez
de
Tfno:
957 375 238